Hace un año exactamente, en el medio de un revuelo de sentires renovados, nuevos, desempolvados, el responsable de dicho revuelo me mostró una poesía. Y yo, que ya estaba con los dos pies adentro de ese mundo increíble, hermoso, y nuevo que se abría ante mi, lo hice propio. Hacía tiempo que las palabras más hermosas y mejor usadas no me hacían efecto, y así, como si nada, volví a sentir que había palabras que me hablaban, y que decían las cosas por mi; me interpelaron, y me hicieron quererlas otra vez. Leí y releí varias veces ese poema, y cada vez que volvía a repasar letra por letra lo que ese hombre escribió, se hacía cada vez más mío. Y esto pasó, lisa, llana y simplemente porque tenía sentido, todo el sentido del mundo, porque todo lo que ahi decía, era lo que yo sentía (y siento).
A un año de eso, y a más de un año del momento que me hizo volver a ser yo, volví a encontrarme con esa poesía, y hoy, tiene más sentido que nunca...
Inmortalidad
Ocurre simplemente que me he vuelto inmortal.
Los colectivos me respetan,
Se inclinan ante mí,
Me lamen los zapatos como perros falderos.
Ocurre simplemente que no me muero más.
No hay angina que valga,
No hay tifus, ni cornisa, ni guerra, ni espingarda,
Ni cáncer, ni cuchillo, ni diluvio,
Ni fiebre de Junín, ni vigilantes.
Estoy del otro lado.
Simplemente, estoy del otro lado,
De este lado,
Totalmente inmortal.
Ando entre olimpos, dioses, ambrosías,
Me río, o estornudo, o digo un chiste
Y el tiempo crece, crece como una espuma loca.
Qué bárbaro este asunto
De ser así, inmortal,
Festejar nacimiento cada cinco minutos,
Ser un millón de pájaros,
Una atroz levadura.
Qué escándalo caramba
Este enjambre de vida,
Esta plaga llamada con mi nombre,
Desmedida, creciente,
Totalmente inmortal.
Yo tuve, es claro, gripes, miedos,
Presupuestos,
Jefes idiotas, pesadez de estómago,
Nostalgias, soledades,
Mala suerte…
Pero eso fue hace un siglo,
veinte siglos,
cuando yo era mortal.
Cuando era
Tan mortal,
Tan boludo y mortal,
Que ni siquiera te quería, Date cuenta.
Los colectivos me respetan,
Se inclinan ante mí,
Me lamen los zapatos como perros falderos.
Ocurre simplemente que no me muero más.
No hay angina que valga,
No hay tifus, ni cornisa, ni guerra, ni espingarda,
Ni cáncer, ni cuchillo, ni diluvio,
Ni fiebre de Junín, ni vigilantes.
Estoy del otro lado.
Simplemente, estoy del otro lado,
De este lado,
Totalmente inmortal.
Ando entre olimpos, dioses, ambrosías,
Me río, o estornudo, o digo un chiste
Y el tiempo crece, crece como una espuma loca.
Qué bárbaro este asunto
De ser así, inmortal,
Festejar nacimiento cada cinco minutos,
Ser un millón de pájaros,
Una atroz levadura.
Qué escándalo caramba
Este enjambre de vida,
Esta plaga llamada con mi nombre,
Desmedida, creciente,
Totalmente inmortal.
Yo tuve, es claro, gripes, miedos,
Presupuestos,
Jefes idiotas, pesadez de estómago,
Nostalgias, soledades,
Mala suerte…
Pero eso fue hace un siglo,
veinte siglos,
cuando yo era mortal.
Cuando era
Tan mortal,
Tan boludo y mortal,
Que ni siquiera te quería, Date cuenta.
(Humberto Constantini)
Y de yapa, dejo otra del mismo autor, que me la acercó la misma persona, poco tiempo después.
Y si sí?
¿Si entre tanto Lenin,
coyuntura
y organismo de base,
y compañero,
si entre tanta vigilia y Antiduhring,
entre tanto plenario y cigarrillo,
se nos está infiltrando la ternura
como un disimulado agente de la CIA?
¿y si apoyo la moción
quiere decir
sos linda?
¿y si yo estoy de acuerdo en el planteo
quiere decir
qué bárbaros tus ojos?
¿y si me adhiero
quiere decir sencillamente
que me adhiero?
ojo compañerita,
vigilancia,
que el enemigo acecha.
analicemos el asunto
a nivel de autocrítica
pero un poco más cerca,
mirándonos los ojos,
interminablemente
si es posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario